martes, 17 de noviembre de 2009

Desde tu ombligo


Despierto y me asusto,
menos sueños y más despertares amargos,
untados con tostadas y café de luto
en silencios con dos rombos largos.

Por la ventana apareces tú y la gente,
con esa flor derranamando de rama en rama
el sucio fin de un otoño sin mala suerte,
unas hojas impresentables de trapo y manta.

Unos barrotes de tela sin contrato
me visten sin una sonrisa brillante,
con la ausencia del olor de la madrugada
y la suavidad fría de tus amantes.

Vestido me paseo por fotografías
y el mundo camina sobre mis pies,
cambia el sentido de la alegría,
y sonrío a través del silencio de tu piel.

Por la calle me invitan los bichos
a tomar floreros en cañas,
cantando por bulerías los dichos
que marcaban los sollozos de mis mañanas.

Te me apareces payasa en sonrisas,
construyendo la chavola de mis latidos,
aliviando lo que oxida mi sueño de ser egoísta,
un villano con chaqué sin corazón ni años.

Poco a poco se enhebran las buenas acciones,
aquellas jóvenes y estúpidas atenciones,
tan emperifolladas en celestinas de sentimientos,
y tan desnudas de respuestas con agradecimiento.

1 comentario:

  1. Una descripción exquisita, llena de sentimientos encontrados...

    me gustó mucho...

    Gracias por tus consejos, de verdad que tengo muy en cuenta lo de la edición, me gustaria mucho. gracias por el apoyo!:)


    besos!


    Pd: cómo que no puedes comentarme?, anduve husmeando, vamos a ver si ahora anda.

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