martes, 21 de diciembre de 2010

·Los sonetos de mi vida·


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A tu abandono opongo la elevada
torre de mi divino pensamiento.
Subido a ella, el corazón sangriento
verá la mar, por él empurpurada.

Fabricaré en mi sombra la alborada
mi lira guardaré del vano viento,
buscaré en mis entrañas mi sustento...
Mas ¡ay!, ¿y si ésta paz no fuera nada?

¡Nada, sí, nada, nada! - O que cayera
mi corazón al agua, y de este modo
fuese el mndo un castillo hueco y frío...-

Qué tú eres tú, la humana primavera,
la tierra, el aire, el agua, el fuego, ¡todo!
... ¡ y yo soy solo el pensamiento mío!



Juan Ramón Jiménez


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1 comentario:

  1. y nada, nada.
    y salud por lo de nuestros pecados!



    ..en realidad tengo muchos nombres, cual quieres que te diga?
    jaja un beso! :)

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