Como si no pasara nada,
la suerte va al agua clara.
Sube y baja como faldas,
de vivir las ganas.
Y aún quedan mañanas,
de bucaneros en el pecho
y fuegos en el alma.
Juegos en la escalera,
guerras en las bocas
de arrecifes de piedra
a las desnudas costas.
Todas las chispas en la mente
de mi mar azul,
este sabor de demente
que provocas tú
·
como recuerdos que vuelven
y cuentan de más,
como las horas que mueren
en los espacios vacíos de mar,
y como los silencios fríos
que reflejan el secreto final
txè!
de un nuevo principio que no espera,
el final de una era , el réquiem del cansancio,
un anuncio trágico que canta por peteneras.
Oprime el cuello de la camisa,
la brisa calienta esta abscisa de condiciones,
el final mezcla a jirones las premisas
y el amanecer se tercia a mil revoluciones.
La calle solitaria de esta conclusión,
no trae atajos o rincones mágicos
de brillante o espectacular proyección.
Es la realidad solitaria de un eco,
la mezcla de un episodio que termina
en las manos que empiezan donde terminas.
