lunes, 19 de abril de 2010

·Casiopea·


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El tiempo pasaba esperando palabras de canto
que cristalizaban las alegrías de Casiopea,
en la espera petrea de su amor de habitación.

De las heridas quedaron abiertas
las velas fundidas en la cocina
y la cena fría en el rubor de las mentiras.

La vida recorrió muebles, fotos,
ropas, el cajón y el susurro de su corazón.

Se olvidó moldear las maneras de su vida,
inundó la cima de gritos en silencios,
pero de repente, despertó de sus heridas
en risas de días calurosos donde se creció.

Dio un giro a los recuerdos de aquella voz,
tendió al sol las fotografías de aquel amor,
regaló vacaciones a su cuerpo ausente
y de relaciones con la gente.

Su suspiro quedó inmóvil en la cama,
las ganas de llorar removieron su alma
en cada uno de los vuelos de palomas,
en los paseos solteros de su sombra.

Sin buscarlo,se iluminaron las estrellas
de sus ojos en un día anormal,
se perfumó el ambiente a frutas para ella
y sobre su frente posaron el beso del mar.


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