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Que ya las flores miran al suelo,
gritan de vergüenza injusticias hacia el cielo,
que aquí somos tú y yo ciegos
de palabras, sudor y sexo.
Atrapo de nuestro destino la piel,
la hiel del viento que nunca se ve,
las huellas grises del tiempo
y la textura de tus pechos en mi piel.
De mala sangre y de buena gana,
nos colgamos de la cornisa a la cama,
encorvamos gritos en el frío del cristal
y en el silencio morboso del alma.
Hundimos el morbo entre las piernas,
carne ,hueso ,besos y barriga llena,
dedos, vueltas, suelo y pupilas en vena,
royendo la vergüenza con la vergüenza de la pena.
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Me encanta volver para encontrarme con tu poesía. :)
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