lunes, 16 de julio de 2012

· Ya no es ·


·


No es el miedo a la costumbre,
ni al calibre de los léxicos vacíos.

No es el peso de una presencia,
Ni la esencia que me fondea a una imagen.  

Tampoco es el rumbo del tiempo,
el desvelo del cansancio,
ni la repetición del vacío y el espacio.

Es el desaliento en la furia de mis venas,
la arena de mi ventrículo derecho,
es el estrecho que hay ahora en mi pecho,
que ha congelado el redoble, su vida y credo.

Es este ateísmo de mis creencias,
al quebranto de lo que era,
estas maneras perdidas
y estas idas que ya no vuelan.

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