domingo, 24 de marzo de 2013

· Tiempo ·



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Mi historia es canalla,
mi voz es austera
y de mis calles que se han hecho guerras,
las lágrimas son los bares que me cierran.

Como la rosa,
se acaba por marchitar.

Uno por uno fenecen los pétalos que marcan
mis emociones ,ocultas
bajo el respaldo de mi alma.

Me los he matado
a través de mi miedo,
concluyendo aquello
que realizar no puedo.

Me mira vacilante la alegría,
palpitante desde el banco de mis ojos,
esperando a que te lleve otra rosa fría,
y no suicide más mi soneto cojo
ni estrangule mis besos en sol sostenido.

Desangrada me toca la sonrisa,
pero no digo nada, me callo,
escucho el silencio de mis fantasías
y me quedo sordo de no decir
lo que sienten mis esquinas.

Espero en mi tiempo justo,
que roces mi mano,
me mires con cariño,
alquiles mis labios
y abras mi escudo,
que lleva al camino de mis abrazos.



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