lunes, 13 de noviembre de 2017

• Lo que tenemos en vena •





Me reconozco una persona con una gran memoria.Recuerdo las fechas de cumpleaños de mis compañeros de colegio, sus números de teléfono e infinidad de datos...y sobre todo recuerdos.

También recuerdo sensaciones. Hay dos que últimamente han decidido anidar en el estadio de mis pensamientos. Primero un baile en vena, que corría como el fuego de una hoguera desde la punta de mis palabras hasta mi corazón.Quería de nuevo a alguien, pero un querer chispeante, en ebullición, fuerte como un torrente que modela al relieve que encuentra a su paso...como aquel que sentí una única vez por una persona. Un baile que me hubiera llevado al río que quisiera.

El segundo un llanto de ribera que no me era desconocido. El quiebro de la añoranza, el silencio de la borrasca y la ausencia más presente, pero tan lejos. Era de nuevo esa sensación, ese estallido, un salto sin una mano que agarrar, un sabor amargo y velado, un murmullo de recuerdos y ahora gritos de amnesia.

Amor y olvido volando con las mismas alas que se alejan, que me pierden de ti, sabiendo que resbalarán los años y tú serás el pájaro que no vuelva. Y lo he intentado, he volcado todo el hierro de mi fe, el santuario de mi ventrículo y de todos mis sentimientos. Pero ya no creo que haya una salida para este fortín, para este punto ciego que me lleve contigo, a tu mirada brillante con el tacto de tu risa, al olor de tu euforia, al sabor de tu forma y la herencia de tu sueño.

Y ahora esta rutina, que me nace del pecho me hace sentirme impar de un final que me rompe, que te echa de menos. Pero no hay error en la cuenta final, es lo que es.


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